El desesperado Adolf Hitler ordena lo imposible: secuestrar o matar a Winston Churchill. Un héroe de guerra deshonrado recibe la misión suicida de un escuadrón de comando. En una tranquila aldea costera, una bella viuda y un culto asesino del IRA sentó las bases para el último acto de traición. El 6 de noviembre de 1943, Berlín recibe el mensaje codificado “El Águila ha aterrizado”.